sábado, 25 de mayo de 2013

Permite que tus jugadores te critiquen a la cara


A final de temporada siempre tenemos una pequeña charla con todos nuestros jugadores. Hacemos una valoración conjunta de cómo fue el año y también entramos en una crítica individualizada en la que participa el entrenador y también todos los compañeros. Pero no sólo se hablan de los jugadores y del equipo, también permitimos que sean un poco duros con nosotros, con el entrenador. Les decimos: “ahora que todo ha terminado, podéis decirnos todo lo que pensáis”. Es ideal que este intercambio de opiniones entre jugador y entrenador se desarrolle durante la temporada pero el temor del jugador a realizar una crítica negativa hacía el entrenador les suele pesar mucho.

La temporada pasada, en estas charlas finales con mis jugadores, descubrí algunos fallos míos como entrenador. Es decir, mis jugadores hicieron de mí un mejor entrenador. Comentaban que me explayaba demasiado en las explicaciones, que perdíamos mucho tiempo. Este año, esa queja no se ha repetido, por lo que entiendo que he mejorado en ese apartado. ¿Sabéis que me dijeron este año?

Siempre están las típicas quejas individuales que algunos jugadores te realizan que no suelen aportar nada al entrenador en primera persona. Pero hubo una crítica que me llamó la atención y me hizo reflexionar. Venía de uno de los más pequeños y me dijo exactamente: “Algunas veces entrenador, no nos dices nada cuando hacemos fullerías (pequeños engaños)”. Sorprendido por la sinceridad del pequeñajo quise ahondar en el tema.

Me comentaba que en algunos calentamientos, ellos no hacían todo el recorrido marcado o todo el ejercicio/juego propuesto. Que sabían que yo les estaba viendo y se lo permitía. Lógicamente, si yo lo permitía es porque no consideraba tal función importante dentro del ejercicio. Pero este chico me hizo entender una cosa muchísimo más interesante.

No podemos permitir a nuestros jugadores que no hagan algo al 100% aunque consideremos que en ese ejercicio lo importante es otra cosa. Una cosa es no centrar la atención de las correciones y otra muy distinta es olvidarte de esa parte del ejercicio. No podemos dejar a nuestros jugadores que no hagan la totalidad del ejercicio aunque la parte importante sí la estén realizando a la perfección. ¿Por qué? Porque llegará el momento en el que en otros apartados que sí consideremos importante ellos sigan haciendo más ‘fullerias’. Y cuando queramos arreglarlo, ya será tarde por haberlo permitido antes.

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